Audioguía
El entorno de esta ruta está presenciado en su mayor recorrido por un relieve eminentemente llano y dedicado a la actividad agraria y ganadera. Su conjunto natural representa perfectamente el bosque mediterráneo con la presencia del característico encinar y las peculiares extensiones de jaras y aulagas, entre otras especies arbustivas. Un exuberante monte bajo con densas manchas de vegetación desemboca a un entorno meramente paisajístico con vistas a Sierra Morena y panorámica de Azuaga.
El espacio medioambiental da cobijo a una magnífica diversidad de aves y fauna silvestre, de entre las que destacan rabilargos, colirrojos, urracas, etc., o las meramente especies autóctonas ligadas al aprovechamiento cinegético, como la perdiz, la paloma torcaz, el conejo y la libre.
Siguiendo unas sencillas indicaciones, es posible realizar esta ruta sin dificultad alguna a pie o en bicicleta y apta para todos los públicos por su sencillez. El itinerario se inicia al final de la calle Carrera en la carretera que conduce a Malcocinado. Para ello, conforme bajamos la calle, tomaremos la pista de la derecha, que está paralela al camino que sale a la prolongación de la calle Carrera.
Dicha pista desciende hasta el Parque de las Musas que dejaremos a nuestra izquierda cruzando el arroyo Cagancha y dejando a la derecha la Plaza de Toros, de la que se divisan las traseras de la zona de toriles. Esta plaza se construyó en 1894 debido a varios factores coincidentes de la época, como la afición del pueblo azuagueño por los festejos taurinos, el gran auge de la minería local y la construcción de la línea férrea de Peñarroya a Fuente del Arco.
Sin desviarnos de la pista principal y llegados al primer tramo de bifurcaciones del que parten varios caminos, tomaremos el de la izquierda, divisando en el horizonte una amplia masa forestal de pinos y eucaliptos junto a una planta fotovoltaica que dejaremos a la derecha.
Durante estos primeros kilómetros de recorrido habremos presenciado un relieve eminentemente llano y dedicado a la actividad agraria con pequeños enclaves destinados al pasto. Poco después cruzaremos el arroyo de la Sánara, y a escasos metros más adelante tras atravesar un cruce de caminos, el arroyo del Jituero, ambos son afluentes del río Bembézar (LIC “Lugar de importancia comunitaria”) y perteneciente a la cuenca del Guadalquivir. A partir de aquí observaremos cierta presencia de vegetación silvestre hasta adentrarnos en los suaves cerros adehesados.
Llegados a una bifurcación en forma de T, tomaremos el desvío a la izquierda para comenzar a apreciar un entorno natural más adehesado y con trayecto serpenteante, del que, a pocos metros, otra bifurcación más nos obligará a continuar nuevamente por la izquierda. Es aquí donde una impresionante y sorprendente panorámica a Sierra Morena deleitará a nuestra vista, adueñándose la dehesa de los terrenos conjugados con zonas de matorral de aulaga y retama, que destacan en primavera con la exuberante explosión de colores de lirios, jaramagos, margaritas, cantueso e incluso, algunas especies de orquídeas silvestres.
Más adelante dejaremos a nuestra margen derecha los terrenos de una finca de propiedad privada y destinada a la ganadería, teniendo en cuenta que, deberemos ir dejando siempre a la derecha cualquier otro camino a nuestro encuentro. Justo abandonando este entorno, la presencia de la flor de la jara pringosa en época primaveral se hará dueña y compañera en parte del itinerario durante unos pocos kilómetros, siendo ésta considerada una planta característica de la cuenca del mediterráneo que representa la principal fuente de polen apícola a nivel comercial en la península ibérica.
Ya con vistas a Azuaga y dejando atrás los suaves cerros adehesados, cruzaremos nuevamente los anteriores arroyos mencionados, para comenzar a abrirse los fértiles terrenos utilizados para el cultivo de cereal que nos conducirán al final de la ruta, junto con la presencia de algunas muestras etnográficas como cortijos, pozos o los característicos cercados de piedras.
